
Un residente de 48 años de la ciudad rusa de Irkutsk, situada en Siberia, estaba en su auto aparcado en una calle tranquila cuando vio pasar a una niña de nueve años y decidió secuestrarla para abusar sexualmente de ella. El hombre la metió en el coche a la fuerza, bloqueó todas las puertas y arrancó, pero por pura casualidad los gritos de la menor los escuchó un adolescente de 16 años que pasaba cerca.
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