
El británico Stephen Mckears, de 72 años, notó hace un mes que los objetos que guardaba en el cobertizo de su casa en la localidad inglesa de Severn Beach empezaron a cambiar de sitio sin que nadie los moviera. El electricista jubilado primero se fijó en la aparición de clips de plástico en un viejo envase de helado lleno de cacahuetes que les da a comer a los pájaros. Pero cada noche se acumulaban más objetos.
Deja tu comentario